Filtración en seco
Los filtros secos se utilizan para la degradación oxidativa de los componentes no deseados del agua en condiciones de alta demanda de oxígeno.
Para ello se utiliza un depósito filtrante en el que el agua bruta se pulveriza por encima de la grava en aire oxigenado. Al mismo tiempo, se introduce aire filtrado estéril en el filtro, que viaja con el agua a través de las capas filtrantes y se libera en el fondo gracias a un respiradero. Esto crea superficies de contacto constantes entre el agua y el aire, lo que permite que el oxígeno pase al agua. Los componentes indeseables del agua bruta son oxidados por microorganismos enriquecidos en el lecho filtrante y convertidos en productos inocuos. Esto permite convertir y eliminar el amonio, el sulfuro de hidrógeno y otras sustancias biodegradables.
